Pues la ruta de tres, se convirtió en dos… y menos mal…
Empezaremos por los agradecimientos, en especial al Club de Montaña San Bernardo por su hospitalidad. A los santos San Juanito (patrón de los globeros) y San Batmanito (patrón de los uberos). Al Padre y Párroco en cubierta, don Manuel Ascanio por el servicio de confesión al compañero Ernesto, desconociendo si lo comulgó o excomulgó. A “Logística don Alejandro”, donde encuentras un sinfín de material de montaña y no de montaña, que nos ayudó a aguantar el chaparrón (de la lluvia, evidentemente). A don Francisco que después de esto pasa a ser y se le otorga el título de “Don Paco 4x4”. A don Miguelito resurrección que no hay por donde cogerlo lo mires por donde lo mires. Y al Ilustrísimo Señor Presidente del CMV don Ernesto, por su representación en la actividad y demostrando su gran variedad de forma (según por el lado donde lo mires puede ser ovalado, redondo, achatado, octogonal…).
Y así, el viernes día 5 de abril del MMXXIV, los cinco “guerreros” (así queda bien), emprendieron a eso de las 11:00 horas a.m., rumbo desde la playa de El Burrero en el Carrizal, camino al Puerto de las Nieves, pasando por el punto más alto de la isla (el pico de Las Nieves) con un calor que los lagartos llevaban visera y sin ninguna brisa de viento que nos bajara la temperatura corporal.
El trazado inicial el GR-131, nos sorprende por su paso urbano y luego por la suciedad en los tramos iniciales del barranco, dando la posibilidad de que sigas machacando piedras por su interior o desviarte por Agüimes, cosa que hicimos, para retomar líquidos y determinar que por rango, tenía que ser Paco el responsable del dinero común, cosa que le hizo ilusión al no llevar él las cuentas en casa.
Tras ese paso, llegaría lo peor del trayecto, un calor que nos alcanzo los 38 grados por el centro del barranco de Guayadeque, en la peor hora del día y que hizo mella en alguno de nosotros, aminorando el ritmo para mantener el grupo, ya que, como en el caso de Ernesto, costaba distinguir si caminaba hacia delante o hacia atrás, dado que tenía el mismo volumen en la parte delantera del cuerpo que en la trasera.
Ya en montaña las tierras, realizamos la primera parada de avituallamiento en condiciones, donde repusimos líquido, líquido y más líquido, con un buen picoteo, que nos permitió subir todos los niveles en el cuerpo, retomando la ruta pasadas las 4 de la tarde, pero ya con un calor moderado y bajo la estela del magnífico Alejandro Sky Walker, con su material de una galaxia no muy lejana, que nos dejaba sin habla a los terrenales.
Continuamos así hasta los pozos de las nieves, donde pernoctaríamos gracias al Club de Montaña San Bernardo, y de donde pudimos pedir un globo de chocolate con churros para que nos trajeran al día siguiente, lo cual realzó nuestro amigo, compañero y socio del club Juan, para seguir siendo nuestro amigo….
También se decidió y como unos valientes, en pasar de realizar la actividad en dos días, si ya teníamos realizado el tramo más duro, lo primeros 27,5 kilómetros, para realizar los otros 37,5 kilómetros en una sola etapa del sábado, y así salimos el sábado…. Ernesto con menos peso pero continuando con sus confesiones a Manolo, y este, haciendo de cura frustrado, escuchándole y dándole consejos que no escuchaba Ernesto… por otro lado, la técnica la marcaba Alejandro, especialista en trekking, mientras Paco demostraba su poderío físico con la mochila más grande para guardar todo lo que le puso su mujer, y como siempre, dando prisas el Miguel, que pensaba que teníamos que coger un barco para Tenerife, mientras recibía instrucciones del cerebro de Benigno que quería dirigir y mandar la actividad sin estar presente.
Los siguientes kilómetros, bajada del Pico de Las Nieves, Garañón, Cruz de Tejeda, espectaculares y respetándonos el clima. Ya en Cruz de Tejeda, llega la primera mala noticia, Alejandro nos deja, por lesión, la cual tras revisar el VAR, se merecía Miguel la expulsión por el pisotón que le dio, una pena. Y tras reponer, a continuar a Artenara, con el disfrutar de los pinos y el entorno.
En Artenara, nos esperaba lo que esperábamos y que esperaríamos no esperar, pero no fue así, una niebla nos predecía que tendríamos la lluvia más adelante, así que hicimos la parada de rigor en el Bar La Casa del Correo, donde nos atendieron como a reyes, recomendando el sitio y sus platos, para una hora después y tras prepararnos para la lluvia, tomamos rumbo a Tamadaba, continuando con el disfrute del pinar y las vistas.
Ya en Tamadaba, pues nada, aprobar el material impermeable que nuestro querido Alejandro nos dejó y recibir instrucciones de Benigno de que nos buscáramos la vida cuando terminaremos en Agaete, lo cual hicimos avisando al amigo Batman el chico, que luego se convertiría en el grande al recogernos, realizando la bajada por la más que conocida "bajada de San Pedro", con una lluvia que obligaba tomar precauciones para prevenir caídas, con la última sorpresa… un trazado que desconocíamos y era nuevo para nosotros que te destrozaban las plantas de los pies, así como los tobillos, modificando la llegada al Puerto de Agaete, para introducirte en el casco y pasar por su plaza y su iglesia para finalizar la ruta en dicho puerto. (sin comentarios).
Pero después de esos dos días de caminar y caminar con calor, lluvia, viento y con una compañía inigualable, llegaron estos muchachos a su destino, recorriendo los 65 kilómetros sin una sola queja que se entendiera.
Y poco más, Batman nos llevó de vuelta al punto de partida en el Burrero para recoger los coches y volvernos al mundo real….
Gracias a todos los apoyos externos recibidos….